Ibrahimovic, el gigante que vino del frío


Observar a Zlatan Ibrahimovic así de repente, en un terreno de juego puede dar la sensación de que estamos ante otro 9 de la vieja usanza, de testarazo potente y cintura corta, de controles de pecho goles estrafalarios.

Lejos de aquello nos encontramos con un karateka de elasticidad pasmosa, con una técnica a la altura de los jugadores top y un potentísimo disparo a puerta, estamos ante uno de los delanteros más completos del planeta fútbol.

Zlatan tiene fama de jugador díscolo, conflictivo en algunos momentos por su fuerte carácter. Un nómada que ha recorrido los mejores vestuarios de la vieja Europa: Ajax, Juventus, Inter, Milán, Barcelona...apenas ha permanecido un par de años en cada uno de ellos, un inconformista, un ganador nato que solo tiene en mente el gol y la victoria. Su fuerte impronta le hizo que no le temblara el cuerpo para hacerle un pulso a Guardiola cuando estuvo en Barcelona, de hecho la tensión era tal que Zlatan aparcaba su Ferrari (cosa que no gustaba al técnico que llegasen en coches de alta gama) justo frente por frente al de Guardiola bloqueándole la salida.

Lejos de aquellas anécdotas nos encontramos con un jugador atípico por su fisonomía y su corte de calidad, es capaz de regatear como cualquier jugador de 1'70 y descoser la pelota con un lanzamiento de falta, juega bien de espaldas y va bien de cabeza.

Pero algo ha cambiado en Paris —su último destino—; Zlatan ha quedado apeado del Mundial de Brasil, seguramente su último tren —tendría 36 para el próximo—; Su destino con la llegada de Cavani había quedado en el aire pero lejos de todos aquellos rumores el delantero sueco firmó un nuevo contrato de ampliación con el PSG y se centró en un único objetivo, ser el mejor jugador del mundo, lo lleva en los ojos, lo pudimos ver en ese apretón de manos a Cristiano, la ambición de un ganador, la ambición del que jamás arroja la toalla por conseguir sus metas.

Hoy por hoy Ibrahimovic está firmando el mejor registro goleador de todos los delanteros europeos ya lleva 10 goles en 6 partidos de Champions League, la gala de Zúrich se encuentra en su máximo deseo, seguramente para allá por el mes de Enero de 2015 sea el que estreche la mano de Cristiano con una sonrisa, y un balón de oro bajo el brazo.
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